Los electrolitos son sustancias imprescindibles
para el equilibrio de los seres vivos, y su carencia induce trastornos y
anomalías que ocasionan cambios bioquímicos, los cuales desaparecen cuando se
aporta el nutriente.
Sus funciones en el organismo humano son estructurales y reguladoras. Constituyen
tejidos como el hueso y los dientes, regulan la transmisión neuromuscular, la
permeabilidad de las membranas celulares, el balance hidroelectrolítico y el
equilibrio ácido-base. También intervienen como cofactores de enzimas,
regulando el metabolismo. Por estas razones, es vital para un individuo
mantener una concentración normal de electrolitos en los líquidos corporales.
Suponen de 4 % a 5 % del peso corporal total, es decir, 2,8 kg para un hombre
de 70 kg.
Clasificación
y fuentes
Se clasifican de acuerdo con las cantidades
requeridas para el organismo: si necesitamos más de 100 mg/día, se denominan
macrominerales, entre ellos, calcio, magnesio, fósforo, sodio, potasio, azufre
y cloro; y si solo precisamos de pequeñas cantidades, son microminerales, que
se conocen como oligoelementos o elementos traza, tales como el hierro, yodo,
cinc, cobre, selenio, manganeso, cromo, cobalto y flúor.
Sus fuentes alimentarias son muchas y variadas,
pero ningún alimento posee todos los minerales en cantidades tales que permita
que la ingestión de unos pocos satisfagan las necesidades del individuo. En la
biodisponibilidad del mineral, es decir, en la porción que es posible utilizar
de la cantidad total ingerida, influyen muchas razones: cuantía y forma de
presentación, otros nutrientes ingeridos, proceso culinario, edad, etcétera.
Macrominerales
Calcio: muy
abundante en el organismo, que constituye 2 % del peso corporal. Se encuentra
especialmente en huesos, tejidos duros y dientes. Es vital para el
funcionamiento de los nervios, la contracción muscular, y en conjunción con la
vitamina K es necesario para la circulación de la sangre y la curación de
heridas. Requiere la presencia del fósforo, ya que sin él experimentaría una
sobrecarga y no llegaría a fijarse en el organismo. Lo encontramos en la leche
y sus derivados, cítricos, algas, judías, nabos, berros, lechuga, yema de
huevo, zanahoria.
Magnesio: lo
encontramos en las células de los huesos y en los tejidos blandos (músculos,
vísceras, piel, sistema cerebral). En cada músculo, el calcio y el magnesio se
complementan. En casos de trastornos circulatorios y cardiacos disminuye la
excitabilidad del miocardio. Ayuda al potasio a ingresar en el interior de la célula,
donde ambos ocupan un lugar fundamental. La vitamina D favorece la absorción de
este mineral. Combate los efectos del estrés y los ataques epilépticos. Se
halla en vegetales de hoja verde, ciruelas, plátanos, lentejas, productos
lácteos, azúcar prieta, cacao y semillas de soya.
Fósforo es
una sal mineral muy importante, pues participa en las reacciones químicas del
organismo, al intervenir en el almacenamiento y liberación de energía a las
células. Es necesario junto a la vitamina D y al calcio para el desarrollo y
mantenimiento del esqueleto y los dientes. Su deficiencia es muy rara ya que
está presente en casi todos los alimentos: espinacas, berro, ciruelas, huevos,
leche, nueces, judías, lentejas, setas, tubérculos (papas, boniatos), etcétera.
Potasio: junto
al sodio, es esencial para la regulación del equilibrio hídrico y la actividad
nerviosa y muscular del organismo. Potencia la actividad del riñón en la
eliminación de toxinas, ayuda a mantener un ritmo cardiaco adecuado y una
presión arterial normal. Su equilibrio se regula en los riñones y es necesario
para todo tipo de actividad neuromuscular. Oxigena los tejidos, limpia el
aparato digestivo al eliminar los ácidos. Se encuentra en las legumbres
vegetales de hoja verde, plátanos, fruta cítrica, papas, apio, judías,
zanahorias.
Sodio: es una de las
sustancias más importantes en los líquidos corporales, al participar en el
equilibrio hídrico del organismo. Es esencial para el buen funcionamiento de
músculos y nervios. Trabaja en combinación con el potasio para mantener el agua
y los ácidos en sus balances correctos en el cuerpo. Se encuentra en la sal de
mesa, queso, apio, zanahoria, pan, perejil, verduras verdes, lentejas, frutos
secos.
Cloro: se
asocia habitualmente con el sodio, tanto en los alimentos como en los líquidos
corporales. Los riñones regulan el nivel de cloro para mantener el equilibrio
ácido-base. Se presenta en altas concentraciones en el estómago en forma de
ácido clorhídrico y resulta indispensable para la digestión. Lo encontramos en
la sal, los lácteos y las algas.
Desequilibrio electrolítico
Existen muchas causas de un desequilibrio electrolítico,
entre ellas:
·
Pérdida de
fluidos corporales por períodos prolongados con vómitos, diarrea, sudoración o
fiebre alta
·
Dieta
inadecuada y falta de vitaminas de los alimentos
·
Malabsorción:
el cuerpo no puede absorber estos electrolitos debido a distintos trastornos
estomacales, medicamentos, o por la forma en que se ingieren los alimentos
·
Trastornos
hormonales o endocrinológicos
·
Enfermedad
renal
·
Una
complicación de la quimioterapia es el síndrome de lisis tumoral. Esto ocurre
cuando el cuerpo destruye las células tumorales rápidamente después de la
quimioterapia y baja el nivel de calcio en sangre, aumenta el nivel de potasio
en sangre y se producen otras anormalidades electrolíticas.
Ciertos medicamentos pueden causar un desequilibrio
electrolítico, como por ejemplo:
·
Medicamentos
para quimioterapia (cisplatino)
·
Diuréticos
(furosemida[Lasix] o bumetanida[Bumex])
·
Antibióticos
(amfotericina B)
·
Corticosteroides
(hidrocortisona)
Síntomas de desequilibrio
electrolítico
·
Como se
describió anteriormente, un desequilibrio electrolítico puede crear muchos
síntomas. Estos síntomas se basan en el nivel de electrolito afectado.
·
Si los
resultados del análisis de sangre indican niveles alterados de potasio,
magnesio, sodio o calcio, puede experimentar espasmos musculares, debilidad,
espasmos o convulsiones.
·
Los niveles
bajos en los resultados de los análisis de sangre pueden provocar: latidos
irregulares, confusión, cambios en la presión sanguínea, trastornos del sistema
nervioso o a largo plazo, en los huesos.
·
Los niveles
altos en los resultados de los análisis de sangre pueden provocar: debilidad o
espasmos musculares, entumecimiento, fatiga, latidos irregulares y cambios en
la presión arterial.
Diagnostico del desequilibrio
electrolítico
Por lo general, un desequilibrio electrolítico se diagnostica
según la información que se obtiene mediante:
·
La historia
de los síntomas.
·
Un examen
físico del médico.
·
Resultados
de análisis de orina y sangre.
·
Si hay
otras anormalidades basadas en estos estudios, el médico puede sugerir exámenes
más exhaustivos, como un electrocardiograma. (Los niveles muy altos o bajos de
potasio, magnesio y/o sodio pueden afectar el ritmo cardíaco).
·
Si el
desequilibrio electrolítico se produce por problemas renales, el médico puede
solicitar una ecografía o una radiografía de los riñones.
Tratamiento del desequilibrio
electrolítico:
·
Identificar
y tratar el problema subyacente que causa el desequilibrio electrolítico.
·
Fluidos
intravenosos, reemplazo de electrolitos.
·
Un
desequilibrio electrolítico menor se puede corregir con cambios en la dieta.
Por ejemplo, realizar una dieta rica en potasio si tiene niveles bajos de
potasio, o restringir la ingesta de agua si el nivel de sodio en la sangre es
bajo.
Valores normales en adultos
|
|
Calcio:
|
4,5-5,5 mEq/L
|
Cloruro:
|
97-107 mEq/L
|
Potasio:
|
3,5-5,3 mEq/L
|
Magnesio:
|
1,5-2,5 mEq/L
|
Sodio:
|
136-145 mEq/L
|
SODIO
Elemento
químico, símbolo Na, número atómico 11 y peso atómico 22.9898. Es un metal
suave, reactivo y de bajo punto de fusión, con una densidad relativa de 0.97 a
20ºC (68ºF). Desde el punto de vista comercial, el sodio es el más importante
de los metales alcalinos.
El sodio ocupa
el sexto lugar por su abundancia entre todos los elementos de la corteza
terrestre, que contiene el 2.83% de sodio en sus formas combinadas. El sodio
es, después del cloro, el segundo elemento más abundante en solución en el agua
de mar. Las sales de sodio más importantes que se encuentran en la naturaleza
son el cloruro de sodio (sal de roca), el carbonato de sodio (sosa y trona), el
borato de sodio (bórax), el nitrato de sodio (nitrato de Chile) y el sulfato de
sodio. Las sales de sodio se encuentran en el agua de mar, lagos salados, lagos
alcalinos y manantiales minerales.
El sodio
reacciona con rapidez con el agua, y también con nieve y hielo, para producir
hidróxido de sodio e hidrógeno. Cuando se
expone al aire, el sodio metálico recién cortado pierde su apariencia plateada
y adquiere color gris opaco por la formación de un recubrimiento de óxido de
sodio. El sodio no reacciona con nitrógeno, incluso a temperaturas muy
elevadas, pero puede reaccionar con amoniaco para formar amida de sodio. El
sodio y el hidrógeno reaccionan arriba de los 200ºC (390ºF) para formar el
hidruro de sodio. El sodio reacciona difícilmente con el carbono, si es que
reacciona, pero sí lo hace con los halógenos. También reacciona
Función
fisiológica
- Regula el equilibrio hídrico del cuerpo.
- Regula la presión osmótica intercelular.
- Forma parte del equilibrio ácido - base.
- Participa en la transmisión de los estímulos y
la contracción muscular.
- Influye sobre la asimilación de glucosa y
aminoácidos en la mucosa intestinal y en las células.
Sodio en sangre
La
determinación de sodio en la sangre se utiliza para detectar
hiponatremia (sodio bajo) o hipernatremia (sodio elevado) asociadas a
deshidratación, edema u otra gran variedad de procesos. El médico puede
solicitar esta prueba juntamente con otros electrolitos para el cribado de
un desequilibrio electrolítico. Puede solicitarse para determinar si existe
alguna enfermedad o proceso que implique el cerebro, pulmones, hígado, corazón,
riñones, glándula tiroides o adrenal que esté causado o se vea exacerbado por
una deficiencia o un exceso de sodio. En pacientes con un desequilibrio
electrolítico conocido, puede solicitarse la determinación de sodio en sangre a
intervalos regulares para monitorizar la efectividad del tratamiento. También
puede solicitarse para monitorizar a pacientes que estén tomando algún tipo de
medicación que pueda afectar al sodio, como los diuréticos. La concentración de
sodio en la orina suele determinarse en pacientes que tienen una concentración
anormal de sodio en la sangre para saber si la causa del desequilibrio se debe
a una ingesta desmesurada de sodio o a una gran pérdida. El sodio en la orina
también se utiliza para ver si una persona con tensión arterial alta ingiere
demasiada cantidad de sal. Se determina a menudo en personas con problemas
renales para ayudar al médico a determinar la causa de estos problemas y para
guiar el tratamiento.
Utilidad
Clínica.
Esta prueba forma parte habitualmente del perfil
de determinaciones de rutina de un laboratorio. Es uno de los electrolitos de
la sangre, los cuales se suelen solicitar todos juntos. También se incluye en
el perfil metábolico básico, muy usado cuando una persona tiene problemas de
salud no específicos y en la monitorización de tratamientos que
incluyan líquidos por vía intravenosa o cuando existe la posibilidad de
deshidratación. Los perfiles de electrolitos y los perfiles metabólicos
básicos se utilizan frecuentemente para monitorizar el tratamiento de
determinadas enfermedades como tensión arterial elevada, insuficiencia cardiaca
y enfermedad hepática y renal.
La prueba de sodio en sangre puede solicitarse
cuando un paciente tiene síntomas de hiponatremia tales como debilidad,
confusión y letargia o síntomas de hipernatremia tales como sed, disminución de
la frecuencia urinaria, temblor muscular y/o agitación.
Hiponatremia.
Una concentración baja de sodio por debajo de lo
normal, la cual normalmente se debe a demasiadas pérdidas de sodio, demasiada
ingesta o retención de agua o por acumulación de fluidos en el organismo
(edema). Si el sodio disminuye rapidamente, puede sentirse fatiga y debilidad;
en casos severos, se puede experimentar confusión o incluso entrar en coma. Sin
embargo, cuando el sodio disminuye lentamente puede no haber síntomas. Por esta
razón se determina el sodio aunque no haya síntomas.
La hiponatremia raramente se debe a una
disminución en la ingesta de sodio (ingesta deficitaria en la dieta o sodio
deficiente en los líquidos de tratamiento intravenoso). Es más común que
se deba a pérdidas de sodio (enfermedad de Addison, diarrea, sudor excesivo,
administración de diuréticos o enfermedad renal). En algunos casos, puede
deberse a un aumento de agua (demasiada ingesta, insuficiencia cardiaca,
cirrosis, enfermedad renal que cursa con pérdida de proteínas [sindrome
nefrótico]). En algunas enfermedades (particularmente aquellas en las que se
ven involucradas el cerebro y los pulmones, algunso tipos de cáncer y con
algunos fármacos), el organismo sintetiza demasiada hormona antidiurética lo
que causa un aumento en la retención de agua.
Hipernatremia.
Representa una concentración elevada de sodio,
casi siempre debida a una pérdida excesiva de agua (deshidratación) juntamente
con una ingesta insuficiente. Los síntomas incluyen sequedad de las membranas
mucosas, sed, agitación, incapacidad de descansar, actuar irracionalmente y
coma o convulsiones si la concentración es extremadamente elevada. En casos
raros, la hipernatremia puede deberse a un aumento de ingesta de sal en la
dieta juntamente con una ingesta deficiente de agua, síndrome de Cushing o muy
poca hormona anitdiurética (enfermedad llamada diabetis insípida).
La concentración de sodio en la orina
debe evaluarse juntamente con la concentración sanguínea. Puede reflejar
la concentración en la sangre o puede ser opuesta. El organismo
normalmente excreta el exceso de sodio por lo que la concentración en orina
puede ser elevada debido a que también está elevada en sangre. La concentración
de sodio en orina puede estar elevada cuando el organismo pierde demasiado
sodio. En este caso, la concentración sanguínea suele ser normal o baja. Si el
sodio es bajo por una ingesta insuficiente, la concentración en orina también
será baja.
POTASIO
El potasio, del latín científico potassium, y éste del neerlandés pottasche, ceniza de pote, nombre con
que lo bautizó Humphry Davy al
descubrirlo en 1807, fue el primer elemento metálico
aislado por electrólisis, en
su caso del hidróxido de
potasio (KOH), compuesto de cuyo nombre latino, Kalĭum, proviene el símbolo químico
del potasio.
Es un elemento químico
de la tabla periódica
cuyo número atómico
es 19. Es un metal alcalino,
blanco-plateado que abunda en la naturaleza, en los elementos relacionados con
el agua salada y otros minerales. Se oxida rápidamente en el aire,
es muy reactivo, especialmente en agua, y se parece
químicamente al sodio. Es un elemento
químico esencial.
Constituye del orden del 2,4% en
peso de la corteza terrestre siendo el séptimo más abundante.
Debido a su solubilidad es muy
difícil obtener el metal puro a partir de sus minerales. Aun así, en antiguos lechos
marinos y de lagos existen grandes depósitos de minerales de potasio (carnalita, langbeinita,
polihalita
y silvina) en los que la extracción del metal
y sus sales es económicamente viable.
Fisiología
El potasio, es el catión mayor del líquido
intracelular del organismo humano. Está involucrado en el
mantenimiento del equilibrio normal del agua, el equilibrio
osmótico entre las células y el fluido
intersticial[2] y el equilibrio ácido-base,
determinado por el pH del organismo. El potasio también está involucrado en la contracción
muscular y la regulación de la actividad neuromuscular, al
participar en la transmisión del impulso nervioso a través de los potenciales
de acción del organismo humano. Debido a la naturaleza de sus propiedades
electrostáticas y químicas, los iones de potasio son más grandes que los iones
de sodio, por lo que los canales iónicos y las
bombas de las membranas celulares pueden distinguir entre los dos tipos de
iones; bombear activamente o pasivamente permitiendo que uno de estos iones
pase, mientras que bloquea al otro. [3] El potasio promueve el
desarrollo celular y en parte es almacenado a nivel muscular, por lo tanto, si
el músculo está siendo formado (periodos de crecimiento y desarrollo) un
adecuado abastecimiento de potasio es esencial.
Potasio en la dieta
La ingesta adecuada de potasio
puede ser generalmente garantizada al consumir una variedad de alimentos que
contengan potasio, y la deficiencia es muy rara en individuos que consuman una
dieta equilibrada. Los alimentos que son fuente alta de potasio incluyen: las
hortalizas (brócoli, remolacha, berenjena y coliflor) y las frutas (los bananos, los plátanos y las de hueso, como uva,
albaricoque, melocotón, cereza, ciruela, etc.), son
alimentos ricos en potasio[11] . Las dietas altas en potasio
pueden reducir el riesgo de hipertensión y la deficiencia de potasio
combinada con una inadecuada ingesta de tiamina ha producido muertes en ratones
experimentales.[12]
Los suplementos de potasio en
medicina son usados en la mayoría en conjunto con diuréticos de asa
y tiazidas, una clase de diuréticos que
disminuye los niveles de sodio y agua corporal cuando esto es necesario, pero a
su vez causan también perdida de potasio en la orina. Individuos nefrópatas o
que sufran de enfermedad renal, pueden sufrir efectos adversos sobre la salud
al consumir grandes cantidades de potasio.
Absorción, filtración y excreción
El potasio es absorbido de forma
rápida desde el intestino delgado. Entre 80 y 90% del potasio ingerido es
excretado en la orina, el resto es perdido en las heces. Los riñones mantienen
los niveles normales de potasio en suero a través de su habilidad de filtrar,
reabsorber y excretar potasio bajo la influencia de la hormona aldosterona. [5] Conjuntamente con el sodio,
ambos regulan el balance entre fluidos y electrolitos en el organismo, ya que son
los principales cationes del líquido
intracelular (potasio) y extracelular (sodio) de los fluidos corporales totales
del organismo. La concentración del sodio en el plasma es cerca de 145 meq/L,
mientras que la del potasio es de 3,5 a 4,5 meq/L (en plasma). El plasma es
filtrado a través de los glomérulos de los
riñones en cantidades enormes, cerca de 180 L/día[6] . Diariamente el sodio y potasio
ingerido en la dieta debe ser reabsorbido; el sodio debe ser reabsorbido tanto
como sea necesario para mantener el volumen del plasma y la presión osmótica
correctamente, mientras que el potasio debe ser reabsorbido para mantener las
concentraciones séricas del catión en 4,8 meq/L (cerca de 190 miligramos) (6).
La bomba de sodio debe mantenerse siempre operativa para conservar el sodio. El
potasio debe ser conservado algunas veces, pero dado que las cantidades de
potasio en plasma son tan pequeñas, y la concentración de potasio a nivel
celular es cerca de tres veces más grande, la situación no es tan crítica para
el potasio. Dado que el potasio se transporta pasivamente[7] [8] en respuesta a un flujo
contrario al sodio, la orina nunca puede disminuir las concentraciones de
potasio en suero, excepto algunas veces donde se observe una excreción activa
de agua. El potasio es secretado doblemente y reabsorbido tres veces antes de
que la orina alcance los túbulos colectores del riñón.[9] A este punto usualmente se
alcanza la misma concentración en plasma. Si el potasio fuese eliminado de la dieta,
obligaría al riñón a una excreción mínima de potasio alrededor de 200 mg/día
cuando el potasio en suero decline a 3,0 meq/L en una semana aproximadamente.[10] La bomba de sodio/potasio es un
mecanismo por el cual se consiguen las concentraciones requeridas de iones K+
y Na+ dentro y fuera de la célula —concentraciones de iones K+
más altas dentro de la célula que en el exterior— para posibilitar la
transmisión del impulso nervioso.
Utilidad Clínica
El
rango normal de potasio en el organismo oscila entre 3,7 y 5,2 mEq/L.
Una disminución importante en los
niveles de potasio sérico (inferior 3,5 meq/L) puede causar condiciones
potencialmente fatales conocida como hipokalemia, con resultado a menudo de
situaciones como diarrea, diuresis incrementada, vómitos y deshidratación. Los
síntomas de deficiencia incluyen: debilidad muscular, fatiga, astenia,
calambres, a nivel gastrointestinal: íleo, estreñimiento, anormalidades en el
electrocardiograma, arritmias cardiacas, y en causas severas parálisis
respiratorias y alcalosis.[4]
Los niveles bajos de potasio
pueden deberse a:
- Diarrea
crónica o uso de laxantes
- Síndrome
de Cushing (raro)
- Diuréticos
- Hiperaldosteronismo
- Parálisis
periódica hipocaliémica
- Deficiencia
de potasio en la dieta
- Estenosis
de la arteria renal
- Acidosis
tubular renal (rara)
- Vómitos
La Hiperkalemia, o aumento de los
niveles de potasio por encima de 5,5 meq/L, es uno de los trastornos
electrolíticos más graves y puede ser causado por aumento del aporte (oral o
parenteral: vía sanguínea), redistribución (del liquido intracelular al
extracelular) o disminución de la excreción renal. Por lo general, las
manifestaciones clínicas aparecen con niveles mayores a 6,5 meq/L, siendo las
principales: cardiovasculares: con cambios en el electrocardiograma, arritmias
ventriculares y asístole (paro cardíaco), a nivel neuromuscular: parestesias,
debilidad, falla respiratoria y a nivel gastrointestinal náuseas y vómitos.[4]
En la insuficiencia
renal crónica, los pacientes que se encuentran bajo tratamiento
recibiendo diálisis renal deben recibir una dieta estricta en el contenido de
potasio aportado, dado que los riñones controlan la excreción de potasio,
la acumulación de potasio serico por falla renal, puede causar problemas
fatales como una arritmia cardiaca fatal. La hipercalemia aguda puede ser reducida a
través de tratamiento con soda vía oral,[13] glucosa,[14] [15] hiperventilación[16] y perspiración.[17]
Los niveles altos de potasio (hipercaliemia) pueden deberse a:
- Enfermedad
de Addison (rara)
- Transfusión
de sangre
- Lesión
por aplastamiento
- Parálisis
periódica hipercaliémica
- Hipoaldosteronismo
(muy raro)
- Insuficiencia
renal
- Acidosis
respiratoria o metabólica
- Destrucción
de los glóbulos rojos
CLORO
El cloruro es una molécula
cargada negativamente, es el principal anión del liquido extracelular donde se
encuentra el 80% del cloruro total del cuerpo, representa dos terceras partes
de los aniones del cuerpo. Funciona con otros electrolitos, como el potasio, la
sal (el sodio) y el dióxido de carbono (CO2) para ayudar a conservar
el equilibrio apropiado de líquidos corporales y mantener el equilibrio
ácido-básico del cuerpo. También es importante para la producción del acido
clorhídrico por las células parietales del estomago.
Fuentes alimenticias
El cloruro se puede encontrar
en la sal de cocina o en la sal de mar como cloruro de sodio, al igual que en
muchas verduras. Los alimentos con mayores contenidos de cloruro son, entre
otros, las algas marinas, el centeno, los tomates, la lechuga, el apio y las
aceitunas. El cloruro de potasio se encuentra en la mayoría de alimentos y es
generalmente el ingrediente principal en los sustitutos de la sal.
Al parecer, unas vez que se
ingiere el cloruro de la dieta, es absorbido en el íleon y en cantidades
mayores en el colon, donde se intercambia por bicarbonato. Su absorción no es
un proceso activo, el cual parece ligarse con el de sodio. Cuando los cambios
en las concentraciones de cloro son proporcionales a los de sodio, indican
variaciones del equilibrio hídrico. Cuando los cambios en la concentración son
independiente a los de sodio por lo general se trata de un desequilibrio acido
básico.
El examen de cloruro en suero
mide la cantidad de cloruro en la porción líquida de la sangre. Existen medicamentos
que pueden incrementar las mediciones del cloruro dentro de los cuales podemos
señalar:
- Acetazolamida
- Cloruro
de amonio
- Andrógenos
- Cortisona
- Estrógeno
- Guanetidina
- Metildopa
- Medicamentos
antinflamatorios no esteroides (AINES)
Los
medicamentos que pueden disminuir las mediciones de cloruro sérico abarcan:
- Aldosterona
- Bicarbonatos
- Ciertos
diuréticos
Fisiopatología
Un rango típico normal es de 96 a 106 miliequivalentes por litro (mEq/L).
Un nivel de
cloruro superior a lo normal se denomina hipercloremia y puede deberse a:
- Ciertos
medicamentos, incluyendo inhibidores de la anhidrasa carbónica (utilizada
para tratar el glaucoma)
- Deshidratación
- Acidosis
metabólica
- Alcalosis
respiratoria
- Acidosis
tubular renal
- Demasiado
bromuro
Un nivel de
cloruro inferior a lo normal se denomina hipocloremia y puede deberse a:
- Enfermedad
de Addison
- Quemaduras
- Ciertos
trastornos hepáticos
- Acidosis
respiratoria crónica compensada
- Insuficiencia
cardíaca congestiva
- Sudoración
excesiva
- Succión
gástrica
- Alcalosis
metabólica
- Sobrehidratación
- Síndrome
de secreción inapropiada de ADH
- Vómito
Regulación hormonal de los electrolitos
Aldosterona: es el mineralcorticoide más potente producido
por las suprarrenales. Causa retención de Na y pérdida de K. La aldosterona
causa en el riñón la transferencia de Na desde la luz del túbulo distal hacia
las células tubulares en intercambio con K e hidrógeno. El mismo efecto se
produce en las glándulas salivares, las glándulas sudoríparas y las células de
la mucosa intestinal y en los intercambios entre los líquidos intracelulares y
extracelulares.
La
secreción de aldosterona es regulada por el mecanismo de renina-angiotensina
y en menor medida por la ACTH. La renina, una enzima proteolítica, se almacena
en las células yuxtaglomerulares del riñón. La reducción del volumen y el flujo
sanguíneo en las arteriolas renales aferentes induce la secreción de renina. La
renina causa en el hígado la transformación del angiotensinógeno (una globulina
a2) en angiotensina I, un polipéptido de 10 aminoácidos, el cual es
convertido a angiotensina II (un polipéptido de 8 aminoácidos). La angiotensina
II origina la secreción de aldosterona y, en menor medida, la secreción de
cortisol y de desoxicorticosterona. La retención de Na y agua producida por el
aumento de la secreción de aldosterona aumenta el volumen sanguíneo y reduce la
secreción de renina. La aldosterona se determina mediante radioinmunoensayo
Hormona antidiurética (ADH; Vasopresina): es un
octapéptido que tiene como misión principal la regulación de las pérdidas
renales de agua. Los impulsos neurales que desencadenan la liberación de ADH
son activados por cierto número de estímulos diferentes. El estímulo
fisiológico primario es la osmolalidad plasmática, hasta el punto de que
variaciones de un 1% son capaces de inducir cambios en la liberación de ADH.
Este es mediado por osmorreceptores localizados en el hipotálamo. Otro estímulo
importante es el cambio del volumen circulatorio que es detectado por
barorreceptores localizados en el corazón y otras regiones del sistema vascular
(aurícula izquierda para la presión baja y, en la aorta y seno carotídeo para
la presión alta). Una disminución del volumen plasmático se corresponderá con
un aumento de la liberación de ADH y viceversa, pero la sensibilidad de este
estímulo es menor que la de la osmolalidad, ya que se necesitan disminuciones
de hasta un 10-15% para estimular la liberación de ADH.
La ADH puede modificar las
concentraciones plasmáticas de los electrolitos al modificar el volumen
plasmático, ya sea por retención o
eliminación del agua corporal al actuar sobre los túbulos colectores renales.
Insulina: incrementa la permeabilidad de
muchas células al potasio, fosforo y magnesio. El efecto sobre el potasio es
clínicamente importante, activa la sodio-potasio ATP asa incrementando el flujo de potasio
intracelular y depleción del potasio extracelular, una inyección de insulina
puede ocasionar la muerte a un paciente a causa de una aumento excesivo de
potasio intracelular y disminución severa de los niveles sérico de potasio
extracelular.
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